Si bien existen técnicas modernas y más sofisticadas para derribar un dron que penetra sin permiso en un recinto gubernamental o en una propiedad privada, también hay soluciones de interceptación de baja tecnología especialmente competentes que se resisten a desaparecer, demostrando su eficacia y pervivencia.
Un buen ejemplo es la de este avezado lancero perteneciente a la unidad de caballería ligera del ejército ruso, una de las secciones de élite de las temidas fuerzas armadas de este país.
Como se aprecia en el vídeo, grabado en el año 2016, al percatarse el vigía de la intromisión no autorizada de un artefacto volador dentro de la popular feria de Lípetsk, que se celebra todos los miércoles en la plaza mayor de esta pintoresca localidad a orillas del río Voronezh, rápidamente se abre paso entre la multitud congregada y, tras tomar una breve carrerilla, apunta y dispara su pica acertando de lleno en el dispositivo invasor.
La lanza utilizada es un chuzo toledano modificado, arma muy popular entre las bravas gentes de Siberia y otros parajes de la Rusia profunda.
El soldado, Sergei Stoistaloskojónof, tras esta impresionante proeza militar sin parangón, ha sido condecorado con la Cruz de Stalin y promocionado al grado de mariscal de campo. Según fuentes oficiales, se le ha dotado también con un moderno arcabuz para que siga impartiendo justicia “allí donde el deber me llame” tal y como declaró a la televisión estatal rusa.
Y aquí, el vídeo.
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