Ediciones Minotauro anuncia para mediados del mes de junio una nueva edición del título clásico de la ciencia ficción Crónicas marcianas de Ray Bradbury.
Se trata de una tirada conmemorativa del 100 aniversario del nacimiento del autor y que sale en tapa dura con sobrecubierta y con cinta de punto de lectura.
Incluye prólogo de Rodrigo Fresán y cuatro láminas a todo color de Les Edwards.
Traducido y editado por Paco Porrúa en 1955, este volumen ha contado con innumerables ediciones desde entonces convirtiéndose en el libro más representativo de la casa catalana.
Esta colección de relatos recoge la crónica de la colonización de Marte por parte de una humanidad que huye de un mundo al borde de la destrucción. Los colonos llevan consigo sus deseos más íntimos y el sueño de reproducir en el Planeta Rojo una civilización de perritos calientes, cómodos sofás y limonada en el porche al atardecer.
Pero su equipaje incluye también los miedos ancestrales, que se traducen en odio a lo diferente, y las enfermedades que diezmarán a los marcianos.
Ray Bradbury se consolidó como escritor con esta obra, ahora un clásico de las letras norteamericanas, con su estilo rico, inmediato y conmovedor, que le ha valido el apelativo de poeta de la ciencia ficción. Bradbury se traslada al futuro para iluminar el presente y explorar la naturaleza humana.
Crónicas Marcianas es una serie de cuentos y relatos que narran la historia de los repetidos intentos de la humanidad de colonizar el planeta rojo.
Los primeros hombres fueron pocos. La mayoría sucumbió a una enfermedad que llamaron la Gran Soledad cuando vieron su planeta natal reducirse al tamaño de un puño. Sintieron que nunca habían nacido. Los pocos que sobrevivieron no fueron bienvenidos en Marte. Los marcianos cambiantes pensaron que eran lunáticos nativos y los encerraron debidamente.
Pero llegaron más y más cohetes desde la Tierra, perforando las alucinaciones proyectadas por los marcianos. La gente trajo sus viejos prejuicios con ellos y sus deseos y fantasías, todos sueños contaminados. Pronto fueron habitados por los extraños seres nativos, con sus flores enjauladas y sus pájaros de fuego.