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El regio rey indultó al preso
El rico millonario compró el cuadro
La refrescante naranjada le calmó la sed
La tupida arboleda ocultaba la casa en el bosque
La verde hierba estaba muy alta
La vetusta momia fue todo un enigma
La zarza espinosa le produjo varios cortes
La venenosa ponzoña le mató
La luna blanca apareció en el cielo
La veloz gacela huyó del león
Los blancos lirios crecían en el jardín
Los amarillos girasoles son las obras más representativas

Gracias por el material ofrecido, muy bueno.
Nada más, si me permite, le diré que los epítetos en general, me dan como que tienen un cierto tufillo a redundancia. Excepto, claro, aquellos que lisa y llanamente lo son, ante los cuales el tufillo tiende claramente a hedor.
e.g. Ante las expresiones «el desolado desierto», «el frío hielo», «el salado mar», «la pelota redonda» o «la profunda fosa abisal»(!!), es imposible no sentir la náusea de lo excedentario, de lo ocioso, de lo supernumerario, de lo pesante, de lo pedante, de lo excesivo. De lo redundante, en fin.
Gracias otra vez y disculpe el atrevimiento de mi comentario. Y MUCHAS gracias por permitirme recibir, de tanto tiempo ha ya, cotidianamente las novedades y ricos aportes que incluye Ud. en su blog.
Atte, F.R.
Saludos, Faustino.
Muchas gracias por tu comentario.