
Charnego es un término despectivo utilizado principalmente en Cataluña para referirse a inmigrantes de otras regiones de España que no hablan catalán.
Origen y evolución del término:
El término tiene una etimología compleja. Originalmente proviene de «lucharniego» o «nocharniego», que designaba a un perro mestizo adiestrado para cazar de noche. Su origen se remonta al occitano gascón, donde «charnègo» significaba mestizo o forastero.
Contexto histórico:
Durante las décadas de 1950 y 1960, en plena dictadura franquista, charnego se generalizó como un término peyorativo para referirse a:
Inmigrantes castellanoparlantes en Cataluña, especialmente de Andalucía, Extremadura y Murcia.
Hijos de parejas donde al menos uno de los progenitores no era catalán.
Significado actual:
Según la Real Academia Española (RAE), charnego designa a un «inmigrante en Cataluña procedente de una región española de habla no catalana». Con el tiempo, el término ha perdido parte de su carga despectiva original, aunque sigue siendo considerado ofensivo.
Término peyorativo:
El término «charnego» es una palabra que tiene un significado sociocultural importante en España, particularmente en la región de Cataluña. A menudo se utiliza para referirse a una persona de origen no catalán, especialmente a aquellos que proceden de otras regiones de España, que se han asentado en Cataluña. Sin embargo, el término ha sido históricamente cargado de connotaciones tanto negativas como peyorativas, aunque su uso y percepción han evolucionado con el tiempo.
El origen de la palabra «charnego» proviene del término «charra», que se refiere a la lengua o acento de las personas de las regiones de Castilla, especialmente de las zonas rurales de Castilla-La Mancha, Castilla y León o Aragón. El término «charra» se asociaba a la forma de hablar de estas personas, quienes en ocasiones hablaban con un acento marcado y usaban expresiones que podían sonar rústicas o poco sofisticadas para los habitantes de las ciudades catalanas. Con el paso del tiempo, «charnego» se empezó a usar para referirse a aquellos inmigrantes que, durante los siglos XIX y XX, llegaron a Cataluña desde otras regiones españolas en busca de mejores oportunidades laborales.
La migración a Cataluña se intensificó especialmente durante la industrialización de la región, a finales del siglo XIX y principios del XX. Las personas provenientes de regiones como Andalucía, Extremadura o Murcia se trasladaron a Cataluña en busca de empleo en las fábricas, minas o en la construcción. Estos inmigrantes a menudo vivían en condiciones precarias, en barrios marginales de las grandes ciudades, lo que alimentaba un sentimiento de distanciamiento y desprecio por parte de algunos sectores de la población catalana, que los consideraban «extranjeros» o «forasteros». La diferencia cultural, lingüística y social generaba tensiones, y los catalanes, que hablaban y se identificaban con el catalán, veían a los recién llegados como personas que no compartían su lengua ni sus costumbres.
La connotación peyorativa de la palabra «charnego» está vinculada precisamente a esa diferencia cultural y a la idea de que los inmigrantes llegados de otras regiones de España no se integraban plenamente en la sociedad catalana. A menudo se les acusaba de no aprender catalán, de tener un acento «distinto» y de ser «ignorantes» o «incultos». Esta visión se consolidó a lo largo de los años en el discurso de algunos sectores de la sociedad catalana, aunque, en otras ocasiones, la palabra «charnego» también se ha utilizado con menos carga negativa y en un sentido más neutral o incluso como una forma de reivindicación identitaria por parte de aquellos que, siendo de origen no catalán, se sentían parte de la región.
Con el paso del tiempo, el concepto de «charnego» ha ido perdiendo parte de su carga despectiva, aunque sigue existiendo un sentimiento de distanciamiento y desigualdad hacia las personas que vienen de fuera. Actualmente, algunos se identifican con el término «charnego» de manera positiva, como una forma de reconocer su origen y las raíces humildes de su familia, mientras que para otros sigue siendo un insulto que denota el rechazo hacia los que no pertenecen a la cultura catalana tradicional.

